Cuando me puse a hacer la tarta no hice fotos, pero voy a explicar paso a paso cómo lo hice...
Una vez tuve la tarta fuera del horno, me aseguré de que estuviese fría para cortarla y la corté en tres capas.
Com era un Red Velvet y está buenísimo así, me pareció una locura ponerle almíbar, y no lo hice.
Tampoco llevaba ganache de chocolate, sino un frosting de vainilla y queso en crema, tipo philadelphia. Quedó muy cremosa y con bastante sabor a vainilla, la verdad, pero estaba rica y no excesivamente dulce, que para eso ya está el fondant!
Os enseño un corte de la tarta para que veáis que si queda cremosa y buena!
La empecé a montar sobre un cartoncito bien limpio y fui poniendo todo el frosting que me apeteció, pero preocupándome porque no quedasen las capas muy gruesas. Después, cuando ya estaba untada la metí en la nevera en una quesera y me puse manos a la obra con el fondant!
Hice las figuras fijándome en una imagen de la cara de Jack que tengo en la habitación y bueno, no me quedó perfecta, pero horrible horrible tampoco.
Las dejé secar un buen rato mientras hacía el fantasma blanco que cubre la tarta.
Cubrí la tarta y pegué los ojitos, la nariz, la boca y los demás detallitos y me entró el dilema... ¿Nevera o no nevera? ¿La dejo fuera hoy que hace fresquito? Y empezó mi odisea...
Primero la metí en la nevera dentro de la quesera y a la hora estaba un poco sudada y la saqué la velocidad de la luz... La dejé fuera y como mi padre se puso a hacer la cena, la sacó a la terraza un momentín, justo cuando se puso a llover! Ahhhhh! Otra vez la tarta para dentro, hasta que la metí en una caja de zapatos y la dejé fuera de la nevera, a buen recaudo hasta que al día siguiente la entregué. Y si, Jack llegó perfecto, blanquito y sonriente!
Primero la metí en la nevera dentro de la quesera y a la hora estaba un poco sudada y la saqué la velocidad de la luz... La dejé fuera y como mi padre se puso a hacer la cena, la sacó a la terraza un momentín, justo cuando se puso a llover! Ahhhhh! Otra vez la tarta para dentro, hasta que la metí en una caja de zapatos y la dejé fuera de la nevera, a buen recaudo hasta que al día siguiente la entregué. Y si, Jack llegó perfecto, blanquito y sonriente!
Y bueno, el resultado final es éste...
Mirad lo pequeña que era que cabía en una mano...
Y ahora, un detalle de la tarta...
Espero que os haya gustado! Yo doy fe de que la tarta estaba buena y llegó en perfecto estado!
Y para acabar os dejo con un vídeo de Jack... No es Navidad, pero es tan majo él, que no me he podido resistir!
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