Monstruo de las... ¡galleeeeeeeeeeeeetaaaaaasssss!

Desde pequeña me encanta el monstruo de las galletas. Siempre que lo veo en algún lado me paro a mirar. Tengo una camiseta, un peluche y ropa interior... Y recuerdo la lata que di en Port Aventura en las tiendas, ya que había muuuuuuchos Trikis por alli. Soy como una niña pequeña y no tengo remedio, lo sé.

Pues bien, hoy os voy a explicar cómo hacer un cupcake de este monstruito...

Necesitaremos:
- Cupcakes (esto es más que evidente)
- Buttercream
- Colorante azul
- Fondant blanco y negro
- Boquilla 233 de Wilton, especial para césped (y también para hacer pelitos, claro)

En mi caso, los cupcakes del monstruo de las galletas son generalmente de vainilla con un trocito de cookie por dentro. Pongo media galleta dentro y la otra mitad en la boca del monstruo después. Y el buttercream depende, pero en este caso también es de vainilla. Las recetas son de Objetivo: Cupcake Perfecto.

Por otro lado, he visto gente que hace el monstruo con ralladura de coco, con azúcar o con otras boquillas, pero a mí el que más me gusta es el que se hace con la boquilla 233.

Pues bien,  para mi el mayor problema a la hora de hacer este cupcake son los ojos...

Hago dos bolitas de fondant blanco (este es de Funcakes) y otras dos más chiquitinas de fondant negro (este es de Renshaw). Las pego entre sí con un poquito de agua que aplico con un pincelito.
Como me encanta que el monstruo sea bizco, hago los ojos más grandes...

Después, el tema de hacerle los pelitos. Llenáis la manga pastelera con el buttercream tintado de azul. En mi caso, he usado el azul Hydrangea de Squires Kitchen (tengo la extraña sensación de que coge más color conforme pasa el tiempo).

Yo hago los pelitos desde la parte de abajo del cupcake hacia arriba y queda como una melena.

Una vez que hemos hecho la melena, le ponemos los ojos y media galleta en la boca y... ¡Monstruo acabado!

Y ahora, para acabar este post, os voy a explicar cuál es el motivo por el que me gusta tanto este monstruo. Es fácil de saber... ¡A mi también me encantan las galletas! Mi problema, igual que el suyo, es que no puedo comerme sólo una y casi siempre (pobrecita yo) me como más de las que debería. Vamos, que en muchas ocasiones me siento como él. ¡Soy un monstruo de las galletas!

Si comer una galleta, ahora quiero más y más y más!