Tarta de queso con muuuuuchas galletas y ¡sin horno!

Que me gustan mucho las tartas de queso no es algo nuevo, ¿verdad?

Y las cookies son unas de mis debilidades, después de la nutella, el chocolate (la lista es larga, si).

Aquí tenéis una tarta de queso, sin horno, súper sencilla y con muchísimas galletas y chips de chocolate.

Desde que vi la receta de Raquel, de My CuteCakes, supe que tenía que hacer mi versión...

Es una tarta que se hace en un abrir y cerrar de ojos, y que quieres comerte enseguida. Lo difícil es esperar a que se enfríe sin hincarle el diente antes.

Por cierto, ¿habéis visto que bonita la partitura? ¡A mí me encanta! La vi, y me la llevé sin pensármelo.

¿Es bastante fotogénica, no creéis?

Tarta de queso sin horno con cookies y chips de chocolate (versión más dulce y cargada que la de CuteCakes)

Para la base:
250g de cookies
100g de mantequilla sin sal

Trituramos las galletas hasta convertirlas en polvo. Si no tenéis ningún aparatito, podéis darle un toque bastante rústico a la tarta, triturando las galletas con una botella.
Fundimos la mantequilla y mezclamos con las galletas trituradas hasta conseguir una textura parecida a la de la arena mojada.
Cubrimos el fondo del molde (que estará forrado con un papel de horno) y apretamos, por ejemplo, con una cuchara para que se quede bien compacto.

Para la tarta:
300g de queso crema
400ml de nata para montar
80ml de leche entera
100g de azúcar blanco
4 hojas de gelatina
200g de galletas con chips de chocolate
150g de chips de chocolate

Hidratamos las hojas de gelatina con agua muy fría.
Batimos el queso crema con el azúcar hasta conseguir una crema sin grumos.
Calentamos la leche en el microondas o en un cazo y la mezclamos con la gelatina escurrida. Es importante dejar que enfríe bien.
Montamos la nata con ayuda de unas varillas, manuales o eléctricas. Si no la montamos por completo conseguimos una textura más fina y suave en la tarta.
Mezclamos la leche (que lleva la gelatina incorporada) al queso. Batimos bien para que se integre perfectamente.
Añadimos la nata con ayuda de una espátula. Cuando ya no veamos puntitos blancos de nata, incorporamos las galletas troceadas y los chips de chocolate y los distribuimos muy bien por toda la mezcla.
Llenamos el molde, alisando la parte de arriba todo lo que sea posible y llevamos a la nevera.
Debe enfriar mínimo, 5 horas. La mejor opción es dejarlo toda la noche en frío.
Cuando vayamos a servir, decoramos con más galletas y chips de chocolate. Hay que tener en cuenta que si decoramos la tarta en el momento, las cookies se reblandecen y no quedan tan ricas.

¿Fácil, verdad? Y además, está riquísima.

Además, os digo que no es una tarta empalagosa. Si dulce, pero que no carga, no te sientes pesado al comerla.

No lo digo yo, lo dicen quienes la han probado.

Seguro que para mi es ligero y para el resto la cosa más empalagosa del mundo. Por eso, prefiero que la pruebe más gente. Mi opinión es demasiado dulce y no es objetiva.

¡Me despido hasta el próximo lunes!

¡Muchos besos!